domingo, 21 de septiembre de 2008

A día gris, paraguas rojo




Amaneció un día gris, más que ordenando, removiendo cajones. Ni el caleidoscopio lo salvó. Cuando te sale al paso una fotografía en la que pueden reconocerse tres personas, una Irina niña y otras dos (que ya son pasado para siempre), no resulta sencillo cambiarle el color ni aún recordando la frase que repite, a menudo, María: Cuando te amanezca un día gris, coloréalo. Tuve que hablar con ella para levantar los ánimos y ella fue quien me aconsejó lo del paraguas rojo. Poco después me llegó un mensaje multimedia al móvil, ese que nos mandan a los clientes de una determinada firma para que nos gastemos unos eurillos, por si nos acompaña la suerte, ganándonos una prejubilación. ¡En mala hora! Estos lo que quieren es borrarme a mí , también, de la foto ¿Para qué voy a querer, en este momento, una jubilación? Sin embargo tengo que agradecer su estúpido mensaje porque, en mi ofuscación, me sirvió para lanzarlo sobre el sofá y un botoncillo aturdido me abrió algunos otros que yo tenía guardados en SIM (eso ponía) y que ya daba por perdidos desde que cambié de móvil. Fue, entonces, cuando el día comenzó a tomar color. Igual era una señal, jubilación viene de ' jubilo', alegría. ¿no?



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