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En la contraportada del libro puede leerse:-"Si no fueses una mujer, te convertirías rápidamente en uno de los mejores corsarios de este navío".
-"No me importa vivir escondida -murmuró Mary- si puedo estar a tu lado".
Que la portada rosa del libro no engañe, no se trata de una novela romántica. Más bien es la historia de una pirata que se salió de la norma rompiendo esquemas pero a la que, como puede apreciarse en la contraseña, sentimientos no le faltaban. Hasta los temidos piratas los tenían y, si bien, eran crueles atacando navíos, a la hora de repartirse el botín cada uno obtenía lo que en justicia le correspondía.
Todos, por distintos motivos, hemos jugado alguna vez a ser piratas. Unos, para alzarse con el botín (los más); otros, para pasar desapercibidos en ayuda de alguien. Yo misma fui corsario por una buena razón y, seguramente, no me importaría volver a decir seguramente desde el barco pirata que nos llevó al abordaje. No me importaría, si se me aceptara, volver a calzarme la pata de palo y a ponerme el parche en el ojo por la causa. No me importaría acudir a cualquier llamada de quien, en su llegada a puerto, me echara de menos. Lo que no voy a permitir, puesto que no di consentimiento para ser juzgada, es que ninguna otra pirata haga juicios de valor sobre mí sin conocerme y, mucho menos que, al no ser capaz de entenderme, intente tirarme por la borda para dejar patente su ego protagonista consiguiendo en su hazaña que se me eche de más. La rivalidad, entre buenos piratas, está descartada.
Aunque hoy que aquellos personajes de los mares ya no existen, y que lo importante es el reparto del tesoro, me temo que desafíar al oleaje en la mar brava no sea buena idea. No se debe olvidar que algunos somos bucaneros de agua dulce navegando sobre un cascarón de nuez a merced de la corriente, y sólo podemos enfrentarnos torpemente a la resaca de la mar picada .
(A ti, que no entendiste mi lado pirata, por si lo lees y te interesa)