viernes, 23 de abril de 2010

Poema a modo de cuento

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"Los zapaticos de rosa"

A mademoiselle Marie: José Martí.

Hay sol bueno y mar de espuma,/Y arena fina, y Pilar/Quiere salir a estrenar/Su sombrerito de pluma.// -«¡Vaya la niña divina!»/ Dice el padre y le da un beso:/«¡Vaya mi pájaro preso/A buscarme arena fina!»// -«Yo voy con mi niña hermosa»,/Le dijo la madre buena:/«¡No te manches en la arena/Los zapaticos de rosa!»// Fueron las dos al jardín/Por la calle del laurel:/La madre cogió un clavel/Y Pilar cogió un jazmín.//Ella va de todo juego,/Con aro, y balde, y paleta:/El balde es color violeta:/El aro es color de fuego.//Vienen a verlas pasar:/Nadie quiere verlas ir:/La madre se echa a reír,/Y un viejo se echa a llorar.//El aire fresco despeina/A Pilar, que viene y va/Muy oronda: -«¡Di, mamá!/¿Tú sabes qué cosa es reina?»// Y por si vuelven de noche/De la orilla de la mar,/Para la madre y Pilar/Manda luego el padre el coche.//Está la playa muy linda:/Todo el mundo está en la playa:/Lleva espejuelos el aya/De la francesa Florinda.//Está Alberto, el militar/Que salió en la procesión/Con tricornio y con bastón,/Echando un bote a la mar.//¡Y qué mala, Magdalena/Con tantas cintas y lazos,/A la muñeca sin brazos/Enterrándola en la arena!//Conversan allá en las sillas,/Sentadas con los señores,/Las señoras, como flores,/Debajo de las sombrillas.//Pero está con estos modos/Tan serios, muy triste el mar:/¡Lo alegre es allá, al doblar,/En la barranca de todos!//Dicen que suenan las olas/Mejor allá en la barranca,/Y que la arena es muy blanca/Donde están las niñas solas.//

Pilar corre a su mamá:/-«¡Mamá, yo voy a ser buena:/Déjame ir sola a la arena:/Allá, tú me ves, allá!»// -«¡Esta niña caprichosa!/No hay tarde que no me enojes:/Anda, pero no te mojes/Los zapaticos de rosa.»// Le llega a los pies la espuma:/Gritan alegres las dos:/Y se va, diciendo adiós,/La del sombrero de pluma.//¡Se va allá, dónde ¡muy lejos!/Las aguas son más salobres,/Donde se sientan los pobres,/Donde se sientan los viejos!//Se fue la niña a jugar,/La espuma blanca bajó,/Y pasó el tiempo, y pasó/ Un águila por el mar.//Y cuando el sol se ponía/Detrás de un monte dorado,/Un sombrerito callado/por las arenas venía.//Trabaja mucho, trabaja/Para andar: ¿qué es lo que tiene/Pilar que anda así, que viene/Con la cabecita baja?//Bien sabe la madre hermosa/Por qué le cuesta el andar:/-«¿Y los zapatos, Pilar,Los zapaticos de rosa?»// -«¡Ah, loca! ¿en dónde estarán?/¡Di, dónde, Pilar!» -«Señora»,/Dice una mujer que llora:/«¡Están conmigo: aquí están!»/ -«Yo tengo una niña enferma/que llora en el cuarto oscuro./Y la traigo al aire puro/A ver el sol, y a que duerma.//-»Anoche soñó, soñó/con el cielo, y oyó un canto:/Me dio miedo, me dio espanto,/Y la traje, y se durmió.//»Con sus dos brazos menudos/Estaba como abrazando;/Y yo mirando, mirando/Sus piececitos desnudos.»//Me llegó al cuerpo la espuma,/Alcé los ojos, y vi/Esta niña frente a mí/ Con su sombrero de pluma».//-«¡Se parece a los retratos/Tu niña!» dijo: «¿Es de cera?/¿Quiere jugar? ¡Si quisiera!.../¿Y por qué está sin zapatos?//»Mira: ¡la mano le abrasa,/Y tiene los pies tan fríos!/¡Oh, toma, toma los míos;/Yo tengo más en mi casa!»// «No sé bién, señora hermosa,/Lo que sucedió después:/¡Le vi a mi hijita en los pies/Los zapaticos de rosa!»//

Se vio sacar los pañuelos/A una rusa y a una inglesa;/El aya de la francesa/Se quitó los espejuelos.//Abrió la madre los brazos:/Se echó Pilar en su pecho,/Y sacó el traje deshecho,/Sin adornos y sin lazos.//Todo lo quiere saber/De la enferma la señora:/¡No quiere saber que llora/De pobreza una mujer!//-«¡Sí, Pilar, dáselo! ¡y eso/También! ¡tu manta! ¡tu anillo!»/ Y ella le dio su bolsillo:/Le dio el clavel, le dio un beso.//Vuelven calladas de noche/A su casa del jardín:/Y Pilar va en el cojín/De la derecha del coche.//Y dice una mariposa/Que vio desde su rosal/Guardados en un cristal/Los zapaticos de rosa.

No hace mucho tiempo, alguien que visitó la auténtica Cuba, y se perdió en sus calles más humildes, me trajo como regalo un libro medio deshojado de José Martí. Se titula: "La edad de oro". En la reseña puede leerse que sus relatos pretenden estimular a amar más el sentimiento que lo sentimental. Sin embargo yo lo tengo guardado, como oro en paño, por algo sentimental: en el mundo en que me muevo, cuando vas a comprar un libro para regalo, puede que sea común que te interroguen sobre los gustos de la persona que lo va a recibir, pero no es nada habitual que te pregunten cómo se llama y mucho menos que, inmediatamente después de tu respuesta, se dibuje en su rostro una sonrisa y te sugieran: "cuando se lo des, pídele que cada vez que lea el poema de Martí se acuerde de mi niña porque le encanta".

La frase me sonó a música, lo he leído muchas veces.Y aquí estoy de nuevo, en el Día del Libro, leyéndolo, recordando, tratando de imaginar a una niñita que corretea por las calles más humildes de Cuba que se emociona al leer "Los zapaticos de rosa".
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lunes, 19 de abril de 2010

La magia de una bicicleta



-4-

Yo sé que tiene alas.
Que por las noches sueña
en alta voz la brisa
de plata de sus ruedas.

Yo sé que tiene alas.
Que canta cuando vuela
dormida, abriendo al sueño
una celeste senda.

Yo sé que tiene alas.
Que volando me lleva
por prados que no acaban
y mares que no empiezan.

Yo sé que tiene alas.
Que el día que ella quiera,
los cielos de la ida
ya nunca tendrán vuelta.
*
"Balada de una bicicleta con alas."

Rafael Alberti.

Hoy, 19 de Febrero, es el Día Mundial de la bicicleta. Para ilustrarlo no se me ocurre nada mejor que un dibujo de Tute y la cuarta parte del poema de R. Alberti que lleva por título "Balada de una bicicleta con alas" .

Ayer vi en tv. el último capítulo de "Redes" de E. Punset. "Mentes conectadas sin brujería" que trataba de las neuronas espejo, uno de los grandes descubrimientos de las dos últimas décadas, en el que se informaba que podríamos verlas como una red invisible que une a los humanos: si tú ríes, yo río; si bostezas, bostezo; me pongo triste o me enfado, si te enfadas...

El caso es que, ahora, estoy preguntándome si también los objetos tendrán algo de esa invisible magia que nos saca la sonrisa o la pena porque a mí, desde chiquita, una bicicleta, casi siempre y por muchos motivos, le puso a mi sonrisa, y le sigue poniendo, alas.
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miércoles, 14 de abril de 2010

Cabeza arriba, cabeza abajo.

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Fotografía propiedad de César Pinedo, arquitecto de profesión,
fotógrafo por decisión
y gran amante de la naturaleza.
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Desperté esta mañana con una gran algarabía de pájaros frente a la ventana, nada extraño en primavera. Al levantar la persiana pude ver que las causantes del alboroto eran urracas, tampoco nada raro, en un jardín de ciudad es muy común esta especie de pájaros. Lo que realmente me llamó la atención fue que dos de ellas, a la vez que se daban los piquitos, parecían inmersas en una interesante conversación mientras una tercera observaba.
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- ¡Hola! ¡Cómo te llamas?
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-Yo me llamo Urraco. ¿Y tú?
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-Yo me llamo Urraca. Oye, ¿no estás algo incómodo cabeza abajo?
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-¿Estoy cabeza abajo? Ni cuenta me daba.
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Lo que resultaba cómico era la expresión de sorpresa de la urraca "invitada". Hasta que comenzaron los requiebros había participado en los juegos con sus compañeros, después estuvo observándolos durante un buen rato y por fin, mirando hacia otro lado, meditaba. Creí que lo hacía sobre una frase de Jostein Gaarder: "Cuando dos personas se encuentran y una de ellas está cabeza abajo, no es fácil saber cuál de las dos está colocada correctamente". Sin embargo, la urraca no volvió a molestar a sus amigos por lo que adiviné que pensaba que cualquiera de las dos posiciones era acertada.
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Para poder escucharlos mejor había abierto sigilosamente la ventana pero, en algún momento, se me escapó una carcajada, sintieron vergüenza y emprendieron el vuelo hacia algún lugar más íntimo. Yo me quedé mirando un árbol sin pájaros y prometiendo, para poder captar imágenes como ésta, regalarme una cámara. ¿No es verdad que cualquier ser vivo se asemeja mucho a la especie humana?
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—¿Qué es el canto de los pájaros, Adán?
—Son los pájaros mismos que se hacen aire.
Cantar es derramarse en gotas de aire, en hilos de aire, temblar.
—Entonces los pájaros están maduros y se les cae la garganta en hojas, y sus hojas son suaves, penetrantes, a veces rápidas. ¿Por qué?, ¿Por qué no estoy madura yo?
—Cuando estés madura te vas a desprender de ti misma, y lo que seas de fruta se alegrará, y lo que seas de rama quedará temblando. Entonces lo sabrás. El sol no te ha penetrado como al día, estás amaneciendo.
—Yo quiero cantar. Tengo un aire apretado, un aire de pájaro y de mí. Yo voy a cantar.
—Tú estás cantando siempre sin darte cuenta. Eres igual que el agua. Tampoco las piedras se dan cuenta, y su cal silenciosa se reúne y canta silenciosamente
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De: Adán y Eva (VII) Jaime Sabines



viernes, 9 de abril de 2010

¿Qué será que tiene abril?



"Enredadera" Hokusai Katsushika


Mucho más allá de mi ventana
las nubes de la mañana son un flor
que le ha nacido a un tren.
Un reloj se transforma en cangrejo
y la capa de un viejo da con una
tempestad de comején.
*
Mucho más allá de mi ventana
algodones jugaban a ser un jardín
en espera de abril.
Luego entro los ojos,
chorreando esa luz de infinito,
y es cuando necesito
un perro, un bastón, una mano, una fe.
*
Y tú pasas tocando
el frío con suave silencio
y, ciego, te sentencio
a que nombres todo lo que ahora no sé.
*
Mucho más allá de mi ventana
las nubes de la mañana son una flor
que le ha nacido a un tren.
Un reloj, se transforma en cangrejo
y la capa de un viejo da con una
tempestad de comején.
*
Mucho más allá de mi ventana
algodones jugaban a ser un jardín
en espera de abril.
Mucho más allá de mi ventana
mi esperanza jugaba a una flor,
a un jardín, como esperando abril...

Silvio Rodríguez. "Como esperando abril" Días y flores

Eres de Ismael Serrano, bello jardín de Fito Páez, Silvio te estaba esperando...
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Aunque el poema de Silvio es muy evocativo, son cientos las canciones, de amores o desamores, que te citan en sus versos. ¡Qué derroche de canciones! De que callada manera nos derramaste en la camisa todas tus flores. Acuérdate de abril. Era en abril. ¿Quién me ha robado el mes de abril? ¡Devuélveme el mes de abril! Así se siente abril. Te quiero pero te olvidaste abril en el ropero y, ahora, que es quince de abril dices que me echas de menos... que no se acabe nunca esta noche y esta luna de abril, veinte de abril del 90...
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¿Qué será lo que tiene este mes para que, de siempre, haya sido tan celebrado por la música? Aunque quizá la incógnita nos la resuelva Carlos Cano: Abril para vivir, abril para soñar, abril la primavera floreció...
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