El Jardín De Tus Delicias de Ana Rossetti
Flores, pedazos de tu cuerpo;
me reclamo su savia.
Aprieto entre mis labios
la lacerante verga del gladiolo.
Cosería limones a tu torso,
sus durísimas puntas en mis dedos
como altos pezones de muchacha.
Ya conoce mi lengua las más suaves estrías de tu oreja
y es una caracola.
Ella sabe a tu leche adolescente,
y huele a tus muslos.
En mis muslos contengo los pétalos mojados
de las flores.
Son flores pedazos de tu cuerpo.
“Los devaneos de Erato” 1981
Ser pirata es la faceta menos conocida de las mujeres. Anne Bonny, Mary Read, Grace O´Malley, Ching Shih (la reina de los piratas chinos)...valientes, rebeldes, peligrosas. Se cuenta que demostraron más valor que muchos de los piratas masculinos y fueron, tal vez, las pioneras de una lucha sin cuartel en desafiar el orden establecido para conquistar su propio lugar en un mundo de hombres.
Pero el hábito no hace al monje, ni a la monja (supongo), no es necesario ir vestida de pirata para serlo como bien han sabido demostrar cientos de mujeres en la Historia. Tómese como ejemplo a Ana Rossetti, poetisa transgresora de la norma, autora de poemas llenos de referentes eróticos y, por tanto, prohibidos en nuestra pacata educación. Sin embargo en los círculos educativos la conocemos por sus baúles llenos de lápices, de momias, de lluvia, de piratas... y por sus aventuras de Viela Calamares, cuentos para niños que son un buen referente educativo para la convivencia y en contra del sexismo.
Así de naturales deben ser las cosas, señora ministra Aído. Ud. abrió la caja de los vientos con el "feminismo", esa nueva asignatura en las Universidades. Después, cada círculo político arrimó el ascua a su sardina hasta que su colega del Ministerio de Justicia apuntó que no se trataba de una nueva asignatura, si no de dar un paso más para que el "feminismo" y las políticas de género estén presentes en todos los niveles educativos. Esto no es ninguna novedad, supongo. A mi modo de ver, la tarea que deben asumir los gobernantes debe ser, justamente, la de no permitir que la desigualdad sea un hecho, y lo sigue siendo. ¡Háganlo realidad!
Por otro lado, entendiendo feminismo como antónimo de machismo, quisiera dar mi opinión. Somos muchas las mujeres a las que no nos gusta la palabra "feminismo" porque nuestra lucha no es una batalla encarnizada contra el bando contrario. No nos molesta demasiado el lenguaje machista como para tener que emplear términos, como "miembros y miembras", que pueden sonar ridículos, preferimos que el machismo no se haga efectivo sintiéndonos personas. Y estamos por una lucha igualitaria sin diferencias porque somos transgresoras de la norma y lo hacemos patente, a diario, en nuestra labor educativa. Así de sencillo, señora Ministra, nos consta que, aún, seguimos siendo piratas y no queremos caer en ninguna regresión.