miércoles, 1 de octubre de 2008

Octubre


Viajar en transporte público, además de colaborar contra de la destrucción y recalentamiento del Planeta, tiene sus ventajas. Rincones de autobuses, trenes o metros te pueden alegrar el día. Este fue el poema que leí esta mañana, en un autobús verde, cuando me dirigía rumbo a la mina. Es cierto que leo todo lo que veo, no sé si me hago libre, pero este cartel me guiñaba desde la otra esquina, me levanté para leerlo y se hizo de oro el aire como si se tratara de una señalita.

5 comentarios:

Muerte por vida dijo...

Me encanta :D.
Yo tambien soy amante del transporte público.
Es, algo así, como romántico.
Siempre hay vida en su interior. En él existen las casualidades, y cuando forma ya parte de tu rutina, llegas a conocer a los otros rutinarios si tienes capacidad de observación (o de extroversion...)

Llamame rara... pero yo siempre voy con cierta sonrisa e ilusión cada vez que cojo el autobús

Un besazo enorme.

Oli dijo...

Yendo a la mina a currar,
siento que el dinero lo es todo y no es ná...
[...]

Ya estabas en la mina.


OLI I7O

dohclhl

Irina. dijo...

Ja,ja,ja,jaaaaaaaaaaa....

Efectivamente!!

(upzfqp)


Verás,niña, no te llamo rara porque
yo también soy buena observadora. Además como los autobuseros ya me conocen, si me ven correr para pillar el bus, frenan y conducen despacito hasta que llego.. y es estupendo.

;) ;)

Guardagujas dijo...

Yo casi le hago una foto al cartelillo que vi en el metro el otro día... Aunque sea desde lejos no puedo dejar de leerlos y desde la otra esquina leí: "La Nación Española"... resultó ser del preámbulo de la Constitución. No resultó tan poético, pero me encantó verlo así, yendo a la mina.

Irina. dijo...

Uyyyyyyyyyyyyyyy, en el metro hay cienes y cienes de ellos!!

Ya me contarás cómo te va con tus minas y tus minos ;)

Un achuchoncín!!

rhdbf