lunes, 7 de abril de 2008

Huellas, vidas.


HUELLAS

¿Cuántas cosas dejan huella?
¿Cuántas cosas se recuerdan?
¿Cuántas brillan en el tiempo aunque no están?
¿Cuántos rastros? ¿Cuántas cosas?
¿Cuánto al fin es lo que importa?
¿Qué momento en la vejez te abrigará?

Un parto, una sonrisa, una ilusión,
aquel abrazo, una canción,
la lluvia dibujada en el cristal,
un beso, una caricia, la emoción
de aquel encuentro, una razón,
la tarde que desgasta la ciudad.

¿Cuántas cosas dejan huella?
¿Cuántas cosas se recuerdan?
¿Cuántas brillan en el tiempo aunque no están?

La plaza roja, un cuadro de Van Gogh,
aquella extraña palidez,
una ciudad torcida,un resplandor,
un niño que dormita en un rincón,
toda esa torpe dejadez,
la prisa incontrolada del reloj.

¿Cuántos rastros? ¿Cuántas cosas?
¿Cuánto al fin es lo que importa?
¿Qué momento en la vejez te abrigará?

La luna y esa dulce sensación
de amarlo todo de una vez,
las brasas que aún incendian la pasión,
la calle, la cornisa y el balcón,
el mapa mudo de tu piel,
el fruto merecido del amor.

¿Cuántas cosas dejan huella?
¿Cuántas cosas se recuerdan?
¿Cuántas brillan en el tiempo aunque no están?
¿Cuántos rastros? ¿Cuántas cosas?
¿Cuánto al fin es lo que importa?
¿Qué momento en la vejez te abrigará?

Pedro Guerra


Huella o "poso", como me dijo un amigo, cierto día, y acertó. Lo bueno es poder recordarlas con cariño, que sirvan para abrigarnos en los momentos de frío, que nunca queramos borrarlas del día que las dibujamos o que alguien nos las dibujó. Son las huellas en la arena de la vida que fácilmente borra la espuma. Me niego a borrar las mías. ¡Hablan las huellas! De su lenguaje todo, al fin, es lo que importa. No quiero que las mías callen. Las profundas, las solitarias, las superficiales, las que vamos marcando y, a la vez, nos marcan. Un paso certero, el otro imprudente, todos haciendo camino. A veces las miro detenidamente y me sonríen, otras me hacen un guiño o me indican donde no debo pisar. No voy a borrarlas, no.

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