Definiendo jardines como metáfora, el jardín de los senderos amarillos bien podría significar la búsqueda, no de la felicidad exactamente, puesto que la felicidad son momentos, pero sí la del bienestar personal y profesional unidos en una misma canción donde las "minas" serían la maleza que hay que arrancar de raíz para poder sentir la raíz firme de lo que se siembra.
Tanto en el camino de la música como en el de la vida no se abren solas las puertas. Bueno es ya, saber que existen caminos, vidas y risas detrás de ellas. Lo difícil es encontrar el sendero a la primera. No obstante, el tiempo tiene derecha e izquierda y si en la izquierda se falla, habrá que buscar la derecha. Aunque también hay quien dice que para llegar al centro del laberinto se debe seguir siempre la misma dirección. Sea como sea, lo importante es pegarle la patada a la puerta.
En mi jardín no podía faltar un espacio para la música que me ha "domesticado" y que recomiendo al mil por mil a quien lo lea, pero no voy a hacer más comentarios no siendo que tengan que decirme, como a Borges, que he encontrado la solución a un problema de física cuántica aún no resuelto. Claro que él contestó: " ¡No me diga! Fíjese que curioso porque lo que yo sé de física viene de mi padre, que me enseñó como funcionaba el barómetro." Y luego añadió: " ¡Qué imaginativos son los físicos!"
De todos modos las coincidencias existen y, a veces, la ficción se puede leer como ciencia.
(La foto es de la actuación de Lagarto Amarillo en MetroRock, siento que no esté todo el grupo pero es que a mí esta foto me tiene cautivada..)
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