sábado, 7 de junio de 2008

Sonrisas y lágrimas en el twist de mi colegio


Todos los alumnos de mi curso
bailan twist enloquecidos
en los ratos de recreo.

Hay dos profesores que se apuntan
por que el twist lo han aprendido
en sus tiempos de colegio.

Al final del curso hay un concurso,
en mi clase hay finalistas,
campeonando del colegio.

Eso está muy claro, amigo mío,
hay que echarlo en el bolsillo:
ese título es un premio.


Pronto hará un mes que perdí a mi tío "el catalán", un arquitecto que trabajó para RENFE, que me hizo amar los trenes y los libros. Pocos días antes hablé con él, una vez más, por teléfono para preguntar si ya estaba recuperado totalmente de una neumonía. Me contó que, en breve, volvería a León a pasar todo el verano sin tener que soportar el calor pegajoso de Barcelona porque, al estar jubilado, podía permitírselo. También me dijo que quería verme por allí sin falta. Supe que se encontraba muy bien cuando utilizó su fina ironía: "siento el susto que os dí, pero no vais a poder libraros de mí... todavía". Poco después, un virus se alojó en su cerebro y se lo llevó en diez días.

Hasta el día de su muerte, nunca me había sentido tan confundida. Tal vez comprendí que, sólo cuando se pierden los referentes de ella, se va perdiendo la infancia. Él era uno de los mayores y mejores referentes de la mía. Desde siempre me gustó escribir, quise estudiar periodismo pero él me encaminó hacia la profesión que tengo, después de largas y "polémicas" charlas. Hoy me alegra infinitamente haber sabido escucharle, aun con la rebeldía que me definía. Claro que él con sus palabras, más que vencer, convencía.

Ayer tarde le tuve presente durante casi todo el acto de conmemoración del 25 aniversario del colegio, me lo hubiera perdido en caso de haber llegado a ser periodista. Hubo sonrisas y lágrimas, pero todas de alegría. Tengo el cuerpo tullido de recuerdos y de abrazos, de miradas a los ojos que ubican, a quien en principio parece ser una persona desconocida, en un tiempo, un pupitre, un aula, un día... y se transforman, de inmediato, en un nombre, un beso y una risa; puede ser que los ojos no cambien a lo largo de la vida. Tengo también el regalo de frases, bañadas en lágrimas: "algo queda, profe, recuerda que hubo padres que me discriminaban, porque era la mala, aconsejando a sus niñas que no se juntaran conmigo por no tener la suerte de una buena familia y aquí me ves ahora sin nada que envidiar a sus hijas.

Y, por último, tengo también el pesar de no haber podido estar más tiempo con ellos porque eran muchísimos y a mí me correspondía hacer entrega de bandas y diplomas, a los que este año terminan otra etapa de su vida, leyendo para ellos un mensaje que mandó su "Principito", no sé si las personas mayores entenderían. Entre otras cosas decía: "Ya lo veis, las personas mayores son bien raras, les encantan las cifras, celebran los 25 años del cole y ¿por qué no los 24, 23 ó 22...? Además, si les decís que uno de los actos de la celebración es la despedida de alumnos, os preguntarán cuántos años tenéis, cuántos lleváis en el colegio, qué notas habéis sacado... cifras, cifras. Seguro que les importa menos si durante el tiempo que hemos permanecido juntos nos hemos domesticado que, para que lo entiendan las personas mayores , significa crear lazos..."

Hoy me hubiera gustado haberle podido llamar para decirle, una vez más, ¡qué bien me conocías!

3 comentarios:

PARANOICO ILUSIONISTA dijo...

que raro es eso de irse haciendo mayor, aunque pienso que cuando nos van faltando nuestras referencias en la vida no creo que se nos vaya escapando la infancia... esos referentes son inamovibles, estén presentes o ausentes...tampoco te fies de lo que digo, no sé muy bien lo que digo, será que me estoy haciendo mayor

Oli dijo...

Trato de recordar, y yo no tengo alguien que considere mi mentor. He tenido varios maestros, pero un mentor, mentor, no. Los maestros van y vienen. Los mentores sólo llegan para quedarse hasta la muerte.


OLI I7O


ekhpr

Irina. dijo...

Ja,ja, de pequeña mi madre y mi tía me decían que no se me ocurriera leer los libros que él leía, yo me volvía loca buscando los prohibidos y no encontraba más que biblias. Me quedé sin aliciente cuando me enteré de que los prohibidos eran las biblias por ser evangélicas y no de la única verdadera(como la llaman ellas)ja,ja,jaaaaaaaaaaa