miércoles, 5 de marzo de 2008

Sueños de sirena

" Sirena"

Tengo la convicción de que no existes
y sin embargo te oigo cada noche

te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra

del infinito mar viene su asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo

tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mi sueño para luego.

Mario Benedetti


La vida y los sueños son hojas de uno y el mismo libro. Leerlo de corrido equivale a la vida real. Pero algunas veces, cuando acaban las horas de lectura (el día) y llega el tiempo de reposo, seguimos hojeando ese libro sin orden ni criterio, abriéndolo al azar por una u otra de sus páginas; con frecuencia se trata de una página ya leída y en otras ocasiones de una página desconocida, pero siempre son páginas de un mismo libro.

Schopenhauer.


Creo, como monsieur Sartre, en la imposibilidad de interpretar un sueño puesto que , cuando se comienza a esbozar una imagen de él , "ya estoy despierto". Ni siquiera el psicoanálista puede conseguirlo porque lo encontrará modificado.


Los sueños proyectan secuencias, transformadas en el intelecto, que fueron nítidas un día. Porque el cerebro engaña, reproduce instantes mezclados de realidad vivida con realidad soñada. Es, al mismo tiempo, director y montador de la película, censura cuanto le viene en gana al ser asesorado por una ayudantía de montaje que se llama experiencia. Tal es el peso de los ayudantes de montaje.


Más imposible, aún, dibujarlo o describirlo ya que mientras se preparan pincel o pluma, lienzo o papel, colores y pinturas; la experiencia, que ni siquiera en domingo descansa, ya lo habrá modificado a su gusto.


Niégate a seguir las reglas, móntate tu propio puzzle y verás que tu cerebro y su ayudantía son más rápidas que tu mano. Puede que dentro de un libro o de un cuadro se puedan encerrar un sueño, el tiempo y la luz de un momento. Aún así se tratará del recuerdo de tu tiempo, tu sueño y tu luz; no el instante cierto. Serán sueños de sirena.


Pero, ¿has visto dibujar a un niño? No duda. Dibuja, colorea, mueve y moja pinceles ágilmente sin pararse a pensar si lo hace bien o mal. Es suyo, la expresión de su propio yo. No necesita ayudantes. Así lo acepta y así le gusta. Incluso, con la tarea terminada, se sorprende a sí mismo ante el resultado obtenido. ¿Has visto cómo "interpreta" sus sueños un niño? Vuelve a vivirlos. Los alarga, se los inventa y se los cree. Es pura fantasía. La seguridad que tiene un niño en sus acciones y en sus relatos es digna de envidia.


No necesita vivir exclusivamente de los sueños porque tiene imaginación y fantasía. En las hojas de su libro no diferencia entre la realidad soñada y la realidad vivida.


(En la foto un cuadro de Ocampo, nuevamente.)

1 comentario:

Muerte por vida dijo...

Aiis... supongo que será por eso que describes, que siempre me dibujan una sonrisa en la cara cuando les veo corretear por la calle disfrutando.
A veces añoro la vida infantil que a penas tuve.

Curiosa entrada, me ha gustado mucho ^^ (Qué pasa, me encanta jugar con los sueños y hablar de ellos :D)

Te dejo besitos de viento, como siempre

Muerte por Vida

PD: Esta vez no hubo preguntas, moderaré mi curiosidad (Vida mira hacia otro lado) Pasa unas buenas vacaciones ;)