viernes, 18 de septiembre de 2009

Ladrona de estrellas

Mundo de noche - mundo derroche

Es sabido que el exceso de luz roba las estrellas que podrían verse en el cielo de una gran ciudad. Haz la prueba, si asomas, por la noche, a la ventana sólo podrás ver unas cuantas docenas. Aquí , en una fotografía tomada desde el espacio, y por el contrario, gracias al derroche de luz, podrás ver donde las esconde para deslumbrar.

La contaminación lumínica, además de no dejarnos contemplar la belleza del cielo y dañar el ecosistema nocturno, es un gasto exagerado de energía, contribuye al calentamiento global, contamina el medio ambiente y nos resta calidad de vida.

Una estupidez más del progreso que se puede evitar ,sin quedarnos a oscuras, porque el derecho a contemplar la belleza del cielo oscuro y de que puedan contemplarla los que vengan detrás, un bien social, también lo tenemos. Que no sea sólo el derecho a internet o el de la hipocresía de ayudarnos a que nos comuniquemos por las redes de control y descontrol social.

3 comentarios:

Muerte por vida dijo...

Comprendo que hay demasiado exceso, y que sería cuestión de concienciar, pero para eso hay que mover, y volvemos a lo de siempre. ¿Quien es el que mueve?
Por otro lado, sí, es precioso ver las estrellas (a mi me encanta), pero a ver quien es el listo que se atreve a pasear a la 1 de la noche solo y sin luz... Para eso también habría que cambiar al ladrón, al violador, y tantos otros, ¿no?

Ains. El mundo se nos va, y yo me agobio con estas cosas!

Un besazo sevillano :)

Fuentes Rivero dijo...

Lo más curioso, Muerte por Vida, es que ese Ladrón o ese Violador, está mucho más presente en tu cabeza que en la verdadera noche.

Me desagrada la idea que destruir la noche por temor a la oscuridad... tal vez esto se deba a mi nocturnidad profesa jajaja.

Un saludo autóctono para ti y otro saludo sevillano para Irina ;)

Irina. dijo...

Silencio de la noche, doloroso silencio
nocturno... ¿Por qué el alma tiembla de tal manera?
Oigo el zumbido de mi sangre,
dentro de mi cráneo pasa una suave tormenta.
¡Insomnio! No poder dormir, y, sin embargo,
soñar. Ser la auto-pieza
de disección espiritual, ¡el auto-Hamlet!
Diluir mi tristeza
en un vino de noche
en el maravilloso cristal de las tinieblas...
Y me digo: ¿a qué hora vendrá el alba?
Se ha cerrado una puerta...
Ha pasado un transeúnte...
Ha dado el reloj trece horas... ¡Si será Ella!...

Ruben Darío. "NOCTURNO"

¡FELIZ OTOÑO A LOS DOS!