viernes, 29 de febrero de 2008

¿Sensibilidad o instinto?


Puesto que sus plumas son marrones y grises, el atractivo del ave lira australiana no se basa en el maravilloso colorido de su plumaje. Aunque la parte interior de las plumas que forman la lira tengan una delicada mezcla, a bandas, de tonos rojizos, malvas y chocolate, perfilados de negro y que, totalmente abierta, sea un espectáculo digno de admiración; no supera la belleza de la de los pavos reales. Su éxito en la ceremonia del cortejo se basa en su canto, el más hermoso de los que se conocen.

El macho prepara el escenario del concierto, como la mayoría de las aves, buscando, marcando y limpiando el territorio. Más tarde empieza el concierto para persuadir a las hembras y aparearse. Su garganta puede interpretar un repertorio muy variado, casi todos los sonidos que llegan a sus oídos, principalmente del bosque. Pero la polución acústica generada por el hombre: sonidos de motosierras, alarmas de coches, obturadores de cámaras... también ha sido agregada a su repertorio y, puede que, dichos ruidos, aun embellecidos por su siringe, no deleiten el fino oído de las hembras: http://video.google.com/videoplay?docid=3481872524476680426
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Por otra parte, las grullas son muy conocidas por su elegante cortejo. Tienen muy largas las patas en proporción con su cuerpo, se mantienen caminando la mayor parte del tiempo y su danza nupcial consiste en dar vistosos saltos que pueden durar horas . Pero la familia de las grullas es una de las más amenazadas del mundo por el peligro de extinción.
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Tampoco hay que perderse la danza del ave del paraíso sobre todo desde el minuto 2:08
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En otras especies de aves , los machos adornan el terreno con objetos brillantes, flores, arándanos, grosellas o bayas de vistosos colores; las hay que, como las gaviotas, ofrecen comida a su pareja o las que preparan una especie de casita con ramas y pajas que decoran pintando con tierras de colores, extendiéndolas con las plumas de su pecho o con alguna ramita..
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¡Aún nos queda mucho que aprender de las aves!

miércoles, 27 de febrero de 2008

Buscando el espejo del agua


****ECO****
Ya se ha abierto
la flor de la aurora.

(¿Recuerdas
el fondo de la tarde?)

El nardo de la luna
derrama su olor frío.

(¿Recuerdas
la mirada de agosto?)
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García Lorca
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Ya se ha abierto la flor legendaria que nació del río. También, este año, los narcisos se han adelantado a la primavera. Confundidos o como consecuencia del cambio climático, que todo lo cambia, hace unos días han permitido que sus copas perfumadas, blancas o amarillas, se abran mirando hacia abajo, buscando el espejo del agua.
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Observándolas dudo de la arrogancia de Narciso y de que eligiera enamorarse de sí mismo al verse reflejado en el agua. De esta leyenda, lo mismo que de otras tantas, me quedo, tan sólo, con la parte que lo declara presunto inocente, víctima de las argucias de los dioses.
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Eco, la bella ninfa que entretenía las tardes de la diosa Hera relatándole historia tras historia, semejando a Sherezade, mientras Zeus se divertía con mortales e inmortales, fue culpada por Hera de distraerla para que su esposo pudiera actuar sin temor a ser descubierto y castigada a perder lo mejor que tenía: su voz.
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La tarde que Eco caminaba pensativa por el bosque y se cruzó con Narciso, el hermoso hijo del río Cefiso y la ninfa Liríope, supo que su castigo la mataría. Se enamoró perdidamente de él pero, cuando quiso hablarle, sólo pudo repetir el final de las preguntas que él hacía. Narciso la desdeño por parecerle ridícula. Eco murió, lentamente, de pena al no haber conseguido su amor. Por ello, Némesis, la diosa de la venganza, lo condenó a morir de la misma forma que ella: consumiéndose al no poder alcanzar el reflejo de su propia imagen en el río, objeto de su pasión. Por suerte otros dioses, que quizá lo amaron, le concedieron la inmortalidad transformándolo en la flor que lleva su nombre.
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Desde entonces la flor que nació de Narciso, por mucho que siga mirándose en el río, buscando el espejo del agua, nos regala a los mortales su intenso perfume al comienzo de cada primavera, posiblemente agradecida, pensativa, sumisa y callada. Y puede que, en la noche, se encuentre con Eco y que ella siga repitiendo el final de sus frases desde las montañas.

domingo, 24 de febrero de 2008

Atrapados en gris

- Buenos días – dijo el principito.

- Buenos días – dijo el vendedor.

Era un vendedor de píldoras perfeccionadas que calman la sed. Se toma una por semana y no se siente más la necesidad de beber.

- Por qué vendes eso ? – dijo el principito.

- Es una gran economía de tiempo – dijo el vendedor. – Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.

- Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos ?

- Se hace lo que se quiere...

"Yo - se dijo el principito – si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría lentamente hacia una fuente..."
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"El Principito" Capítulo XXIII
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Vivimos atrapados en el gris de una sociedad que impone la cultura de la prisa. Nuestro destino es un trabajo que embrutece y genera pereza e insatisfación cuando, en realidad, debiera ser profesión que enriquece. Sabríamos, entonces, disfrutar mucho más del ocio y de quienes nos rodean, tendríamos tiempo suficiente para regalar y regalarnos. Si las cosas se hacen por el simple placer de hacerlas la falta de tiempo no existe, es solamente la excusa que nos ponemos cuando no estamos seguros de quererlas hacer. Ahora bien, crecer, puede que sea, aceptar que no se nos devuelva el cambio en la misma moneda. Duele crecer.
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Paseando tranquilamente por " El Principito" hasta el capítulo XXIII puede llegarse a la conclusión de que nuestro protagonista ha aprendido mucho. Sabe lo importante que es dedicar el tiempo a crear lazos, a hacer amigos, a amar a una rosa que será, por ello, única e irrepetible, o a no ser como los viajeros de uniformes grises que suben, con prisa pero sin elegir rumbo, a los trenes careciendo de meta, aunque no ignorando que, resulta menos complicado formar parte de la masa que perder el miedo a ser libre. Sabe, pues, que para lo importante uno no debe apresurarse porque en ello no se pierde el tiempo. Él no desea economizarlo, prefiere dedicar los cincuenta y tres minutos en caminar sin prisa hasta una fuente para saciar su sed.
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Para quien no quiera quedar atrapado en el gris y pintar su vida en colorines, al menos su web:


miércoles, 20 de febrero de 2008

De los almendros, almendras.

"Almendros en flor" Miguel Reche
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Quien iba a pensar que Da Vinci, genial pintor de luces y sombras, creador de misteriosas sonrisas, inventor de inventores, pionero de todo; tenía por sueño regentar una tabernita con su socio, el también pintor Botticelli. No fue casualidad que el artista fuera maestro de banquetes en la corte de Ludovico Sforza, ni que durante la Primavera de 1473 fuera jefe de cocina de la taberna florentina "Los tres caracoles". Allí cocinó, dibujó, diseñó las máquinas precursoras a nuestros electrodomésticos y puede que también fuera allí donde escribió el manual "De las conductas indecorosas en la mesa de mi señor"
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  • Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado.
  • Tampoco ha de poner la pierna sobre la mesa.
  • Tampoco ha de sentarse bajo la mesa en ningún momento.
  • No debe poner la cabeza sobre el plato para comer.
  • No ha de tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que haya pedido su consentimiento.
  • No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa.
  • No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.
  • No ha de hacer ruidos ni bufidos ni se permitirá dar codazos.
  • No ha de poner el dedo en la nariz ni en la oreja mientras está conversando.
  • No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor).
  • Tampoco ha de prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa.

Además, para evitar que nadie se viera tentado a limpiarse en las vestiduras de su vecino, inventó las servilletas y, como no, para mantenerlas limpias y que secaran pronto diseñó la secadora de servilletas.

El caso es que hoy ha caído en mis manos una de sus recetas de cocina. Sí, sí, también escribió recetas:

PUDIN DE MOSQUITO BLANCO

Trocead almendras bien peladas con una pizca de flores de saúco y pasadlas por el colador.Calentadlas lentamente sobre el fuego durante media hora, añadid miel, una pechuga de capón hervido y machacadlo todo. Rociadlo con agua de rosas y servidlo inmediatamente.Este plato precisa de larga digestión y no es bueno para las personas que sufren de cólico o gripe. Pero es bueno para los que tienen la peste. Y aquellos que me pregunten por qué es así llamado (el plato), no podré darles razón (no podré explicarlo).

Y, entrándome la curiosidad por resolver el enigma del título, he recordado esta leyenda:

Cuentan que en la Alhambra vivió una princesa que había nacido muy lejos de Granada, en León, donde mucho nieva. Y, cuentan, que aunque era feliz, añoraba la nieve de su tierra. Su esposo, el Sultán, sentía pena por ella y se preguntaba cómo podría él poner remedio a su mal.

Un día ordenó traer de países lejanos unas semillas que plantó en todo el reino. De ellas crecieron árboles que nadie había visto antes y, por estas fechas, se llenaron de preciosas florecillas blancas. Los árboles eran almendros , nieve para la princesa.

Ya florecen los almendros, y aquí estás tú para verlo.


sábado, 16 de febrero de 2008

Canciones sin cuna


TENGO EL CABALLO EN LA PUERTA

Tengo el caballo en la puerta
¿te quieres venir conmigo?
Yo no te obligo.
Sólo te brindo ocasión
de darte en mi soledad
una casa, un corazón
y un cariño de verdad.

¿Qué no quieres...? Allá penas.
...
¿Qué no quieres? No hay que hablar...
...

Ya lo sabes; junto al río
tengo un huerto de limones
y un arroyito de frío
que va sembrando canciones.
...

Manuel Benítez Carrasco.


Posiblemente nuestros primeros contactos con la poesía sean las nanas. Arriba uno de los poemas con los que me dormía mi abuela. Es mucho más extenso, pero es el trocito que quedó grabado en mi memoria. La abuela recitaba poemas para despertar. Hace tiempo que aquellas canciones se quedaron sin cuna.

Lo recuerdo hoy, porque ayer vi en teatro "Espinete no existe" de Eduardo Aldán, no paré de reírme durante los noventa minutos que dura el monólogo. Es un gran comunicador, llena todo el escenario él solito. Entendí que yo fui una niña con suerte, nadie me durmió con: "duérmete, mi niña, que viene el coco.." y otros miedos. Las nanas que cantaba la abuela siempre sonaban a música de violines, a entrega gratuíta y a cariño que no obliga. Todo era cálido en ella.

Va por ella y por todas las nanas que me cantaron para que despertara o para que durmiera.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Controvertida leyenda

"TROYA"

No estuviste en Troya, Helena;
tus pies no conocieron esa tierra.
La guerra se inició allí
por el fuego de tanto deseo.
Más que nadie te amó Homero
para urdir ríos de palabras
en el nombre de tu ausencia,
para ver la acumulación de las armas
donde no había nadie,
para ver el tumulto de las naves
donde no había nada.
Mucho debió amarte para imponer tan duro cerco
a toda una ciudad,
para arrancar de la voluptuosidad de sus vinos
y de sus lechos
a tanto dios vengativo,
a tanto héroe desdichado.
Cuánta sangre, Helena, cuánto sudor
para trepar los muros inexistentes.

Cé Mendizábal. La Paz (Bolivia)

Ésta podría ser parte de la leyenda de una de las nueve Troyas . Nada tiene de relato histórico aunque, por ello, no sea menos cierta. Representa, como cada Troya, el final de grandes héroes, desafortunadamente no, de grandes contiendas.

A los grandes de Grecia les bastó, para unirse, una excusa pequeña: el adúltero amor entre Paris y Helena. No podían permanecer impasibles ante el "rapto" de la esposa de su amigo, era necesario limpiar el honor espartano; se aliaron y zarparon con sus ejércitos para humillar a Troya y salvar a la reina.

Evidente es, que si cada persona lleva en su interior una troya, los personajes que alimentaron ésta llevaban consigo la suya propia, conociéndola o desconociéndola. Hacía tiempo que, bien por la ubicación privilegiada de Troya en el Mar Egeo desde donde se divisaba la estrecha franja del Helesponto, o bien porque los troyanos cobraban impuestos a quienes querían cruzar por sus mares buscando otros mares, los aqueos "la tenían ganas" e hicieron sonar los tambores de guerra por una manzana dorada, semejante a la fruta prohibida de Eva. Al parecer la mezcla de amores, dioses y manzanas suele traer malas consecuencias.

Todo comenzó cuando Eris (Discordia), que no fue invitada a la boda de Peleo y Tetis, acudió dispuesta a que no se notara su ausencia y lanzó la manzana dorada a la mesa que presidían Hera, Afrodita y Atenea con una dedicatoria: "Kallisti" (para la más bella). Sin llegar a ningún acuerdo, las tres se la disputaron decidiendo interrogar a los dioses para que decidieran. Pero los dioses son como los hombres, en cuestiones de guerras, y no queriendo entrar en polémicas le pasaron el marrón a Paris para que resolviera. El presuntuoso Paris se sintió halagado por la deferencia y se presentó ante las tres diosas rogando que le dieran razones convincentes para una elección buena. Fue el amor quien ganó todas las bazas, eligió a Afrodita porque le ofrecía ser recompensado con el amor de Helena.

En vista de que no fue raptada sino que huyó ella y, no de vacío, se llevó la mitad de la hacienda, surgen las preguntas:

¿ Puede Amor desatar una guerra en la que reinos, dioses y héroes luchen por el amor de una pareja?

¿Y Menelao por quién luchaba? ¿ El amor, el honor, o la hacienda?

¿Tal vez sea mejor dejarlo en leyenda?

sábado, 9 de febrero de 2008

Nostalgia de Babia

" BABIA" Lagarto Amarillo

Aah..qué bien,
estoy muy agusto.
¿no me ves, o qué?.
Aquí­ no tengo que pensar,
no, ni siquiera que hacer,
café.
*
Aah..es total,
no sé qué haría
sin poder desconectar.
Y,al final,siempre hay alguien que
te tiene que distraer,
o molestar.

QUE ESTOY EN BABIA,DÉJAME,
QUE ESTOY FUNCIONANDO AL REVÉS,
NO TE OIGO NADA DESDE AQUÍ,
UNA VENTANA PARA VER
DESDE LA TORRE DE BABEL
UN GRAN DESIERTO DE SERRÍN.

Aah..soñar,
vivir allí­ si Babia fuera una ciudad,
no habría nada que explicar,
no harí­a falta gobernar,
ni bien,ni mal.

Y si fuera un bar,
me quedarí­a,siempre,el último al cerrar
y ayudarí­a a recoger,
si hiciera falta, por estar
un rato más.

QUE ESTOY EN BABIA,DÉJAME,
QUE ESTOY FUNCIONANDO AL REVÉS..

Aah..podrí­a ser
un barco grande sin motor ni timonel,
que te llevara a la deriva
en un crucero de placer o..
¡yo qué sé!

Babia podrí­a ser azul,
o una Darbuka de cristal.
¡Qué maravilla recorrer
todo el planeta sin mirar,
y que dé igual!

Aaah..

QUE ESTOY EN BABIA,DÉJAME,
QUE ESTOY FUNCIONANDO AL REVÉS,
NO TE OIGO NADA DESDE AQUÍ..


Si deseas pasear la Babia mágica (reserva de la biosfera), mirarte en los espejos de plata del río Luna, perderte en el gris casi-blanco de las montañas que, cerrando sus valles, abren puertas hacia el cielo. Si realmente quieres estar en Babia, tendrás que hacerlo en la comarca del noroeste de León que lleva su nombre, abundante en aguas, verdes praderas, rebecos, mastines y yeguadas. La Babia auténtica donde, otrora, los reyes de León tenían un palacio en el que disfrutaban, olvidándose de los problemas de estado, de largas temporadas de caza. De ahí puede que venga la expresión "estar en babia" que, ahora, dedicamos a la gente ensimismada o despistada.

Sin embargo, cuenta la leyenda que esta zona da y posee cierto efecto antiestrés, estando capacitada para crear en el viajero un estado mental independiente. ¡Ahí es nada! A quienes la visitan en el buen tiempo se les cambia a verde la mirada, escuchan sones de esquilas en sus oídos y al alejarse de ella la melancolía les alcanza. Fue allí donde el Cid, campeando por el "moriscal" quedó prendado de su caballo Babieca, pena que más tarde le acompañara en menesteres no tan dignos de alabanza. Cuenta también la leyenda, nunca la leyenda es manca, que sus habitantes, en invierno, evadida la mirada, entretienen sus noches en vela formando círculos alrededor de fuegos y fábulas.

Y, por eso, a mí me regresa, casi siempre en invierno, la nostalgia de Babia, de las dos babias. Tan distintas una de la otra y, a la vez, tan cercanas: Babia, la que penetra en los sentidos, babia, la que me acompaña, tal vez porque (citando a Luis Mateo Díaz, uno de los mejores escritores leoneses, gran conocedor de ambas): "No me conformo sólo con mi destino. Una parte crucial de lo que yo puedo vivir no me lo va a dar la vida, pero sí la imaginación."

Creo que el motivo de que me llegara tan profundamente la "Babia" de Lagarto, cuando la escuché hace años, se debió a toda esta serie de coincidencias. Y aunque la canción no está editada, tengo hoy la suerte inmensa de poder escucharla, grabada en una maqueta, como cada invierno en el que regresa el recuerdo de lo que para mí significan las babias. Las dos babias, la que podría ser azul y la que seguramente es blanca.

sábado, 2 de febrero de 2008

Recordando...

Recordando
una tarde truncada de agosto
que nunca fue cierta.
Tarde de azul en vilo,
jardín de sonrisas,
tiempo de luna nueva.
*
Recordando
el paso del silencio en los días
de las horas quietas.
Días de incertidumbre,
puente sobre el abismo,
tiempo de luna neutra.
*
Recordando
la noche apagada de marzo
que me tuvo en vela.
Noche de desencuentros,
viento descontrolado,
tiempo de luna negra.
*
Esperando,
otra vez, que el sol salga
tras de la tormenta;
que se callen los ruidos,
que los vientos encaucen
tiempo de promesas.
*
(Desde Irina)