miércoles, 13 de febrero de 2008

Controvertida leyenda

"TROYA"

No estuviste en Troya, Helena;
tus pies no conocieron esa tierra.
La guerra se inició allí
por el fuego de tanto deseo.
Más que nadie te amó Homero
para urdir ríos de palabras
en el nombre de tu ausencia,
para ver la acumulación de las armas
donde no había nadie,
para ver el tumulto de las naves
donde no había nada.
Mucho debió amarte para imponer tan duro cerco
a toda una ciudad,
para arrancar de la voluptuosidad de sus vinos
y de sus lechos
a tanto dios vengativo,
a tanto héroe desdichado.
Cuánta sangre, Helena, cuánto sudor
para trepar los muros inexistentes.

Cé Mendizábal. La Paz (Bolivia)

Ésta podría ser parte de la leyenda de una de las nueve Troyas . Nada tiene de relato histórico aunque, por ello, no sea menos cierta. Representa, como cada Troya, el final de grandes héroes, desafortunadamente no, de grandes contiendas.

A los grandes de Grecia les bastó, para unirse, una excusa pequeña: el adúltero amor entre Paris y Helena. No podían permanecer impasibles ante el "rapto" de la esposa de su amigo, era necesario limpiar el honor espartano; se aliaron y zarparon con sus ejércitos para humillar a Troya y salvar a la reina.

Evidente es, que si cada persona lleva en su interior una troya, los personajes que alimentaron ésta llevaban consigo la suya propia, conociéndola o desconociéndola. Hacía tiempo que, bien por la ubicación privilegiada de Troya en el Mar Egeo desde donde se divisaba la estrecha franja del Helesponto, o bien porque los troyanos cobraban impuestos a quienes querían cruzar por sus mares buscando otros mares, los aqueos "la tenían ganas" e hicieron sonar los tambores de guerra por una manzana dorada, semejante a la fruta prohibida de Eva. Al parecer la mezcla de amores, dioses y manzanas suele traer malas consecuencias.

Todo comenzó cuando Eris (Discordia), que no fue invitada a la boda de Peleo y Tetis, acudió dispuesta a que no se notara su ausencia y lanzó la manzana dorada a la mesa que presidían Hera, Afrodita y Atenea con una dedicatoria: "Kallisti" (para la más bella). Sin llegar a ningún acuerdo, las tres se la disputaron decidiendo interrogar a los dioses para que decidieran. Pero los dioses son como los hombres, en cuestiones de guerras, y no queriendo entrar en polémicas le pasaron el marrón a Paris para que resolviera. El presuntuoso Paris se sintió halagado por la deferencia y se presentó ante las tres diosas rogando que le dieran razones convincentes para una elección buena. Fue el amor quien ganó todas las bazas, eligió a Afrodita porque le ofrecía ser recompensado con el amor de Helena.

En vista de que no fue raptada sino que huyó ella y, no de vacío, se llevó la mitad de la hacienda, surgen las preguntas:

¿ Puede Amor desatar una guerra en la que reinos, dioses y héroes luchen por el amor de una pareja?

¿Y Menelao por quién luchaba? ¿ El amor, el honor, o la hacienda?

¿Tal vez sea mejor dejarlo en leyenda?

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