domingo, 24 de febrero de 2008

Atrapados en gris

- Buenos días – dijo el principito.

- Buenos días – dijo el vendedor.

Era un vendedor de píldoras perfeccionadas que calman la sed. Se toma una por semana y no se siente más la necesidad de beber.

- Por qué vendes eso ? – dijo el principito.

- Es una gran economía de tiempo – dijo el vendedor. – Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.

- Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos ?

- Se hace lo que se quiere...

"Yo - se dijo el principito – si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría lentamente hacia una fuente..."
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"El Principito" Capítulo XXIII
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Vivimos atrapados en el gris de una sociedad que impone la cultura de la prisa. Nuestro destino es un trabajo que embrutece y genera pereza e insatisfación cuando, en realidad, debiera ser profesión que enriquece. Sabríamos, entonces, disfrutar mucho más del ocio y de quienes nos rodean, tendríamos tiempo suficiente para regalar y regalarnos. Si las cosas se hacen por el simple placer de hacerlas la falta de tiempo no existe, es solamente la excusa que nos ponemos cuando no estamos seguros de quererlas hacer. Ahora bien, crecer, puede que sea, aceptar que no se nos devuelva el cambio en la misma moneda. Duele crecer.
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Paseando tranquilamente por " El Principito" hasta el capítulo XXIII puede llegarse a la conclusión de que nuestro protagonista ha aprendido mucho. Sabe lo importante que es dedicar el tiempo a crear lazos, a hacer amigos, a amar a una rosa que será, por ello, única e irrepetible, o a no ser como los viajeros de uniformes grises que suben, con prisa pero sin elegir rumbo, a los trenes careciendo de meta, aunque no ignorando que, resulta menos complicado formar parte de la masa que perder el miedo a ser libre. Sabe, pues, que para lo importante uno no debe apresurarse porque en ello no se pierde el tiempo. Él no desea economizarlo, prefiere dedicar los cincuenta y tres minutos en caminar sin prisa hasta una fuente para saciar su sed.
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Para quien no quiera quedar atrapado en el gris y pintar su vida en colorines, al menos su web:


4 comentarios:

Guardagujas dijo...

Yo (claro) me quedo con el XXII, porque tienen suerte, pero en general me encantan estos capítulos chiquititos, que casi todo el mundo olvida...

En fin, querida Irina, que sigo por aquí. No me escudo en la falta de tiempo, y menos en esta entrada. Es, simplemente, que estoy intentando leer más y escribir menos (esa es la parte fácil), pensar más y hablar menos (ahí está la parte complicada).

Irina. dijo...

Qué bien que viniste, pero me gustaría que escribieras algo en tu blog. Seguro que sería bonito!!

Ya sé que te quedas con el XXII, el del zorro sigue siendo mi favorito ;)

En "Comunidad Escolar" encontré un comentario de texto sobre "El Principito" es de Manuel Ballester un profe de filosofía del IES "Tirant Lo Blanch" de Alicante.

Descárgatelo que no tiene desperdicio!!

Ya sabes buscas en Google: Principito COMUNIDAD ESCOLAR y te sale, jejjeeee..

Besos!!!

Muerte por vida dijo...

Yo siempre preferí huir del tiempo... ni ahorrarlo, ni invertirlo.
Aunque, para gustos colores, ¿no? :p

Ais, perdón por el retraso, estoy que no estoy últimamente.

Besotes de viento de Vida

Irina. dijo...

Huír del tiempo es un concepto dadaísta, ¿no?

Tanto al dadaísmo como al surrealismo le tengo yo ganas de dedicar una entrada, je,jje.. Sólo te adelanto que el tiempo es estático, somos nosotros los que pasamos por él mientras permanece quietecito.

Un abrazo intemporal!!