viernes, 12 de septiembre de 2008

Los puentes de la nostalgia

Puente moderno
Puente del ferrocarril "Ruta de la plata"
Puente de hierro
Puente de piedra
*
Cuando tenía once años participé en un concurso de redacción patrocinado por Coca-Cola. Fui la ganadora del colegio, no recuerdo con qué tema, pasando a la fase provincial para "defender" a la ciudad de Zamora. El nuevo escrito llevaba por título: "Zamora, perla del Duero" y no sin sorpresa, volví a ganar por lo que tuve que presentarme a la fase interprovincial. Así conocí, por vez primera, las que se me antojaron frías y enormes aulas de universidad con sus pupitres interminables donde nos situaron a los concursantes, uno a cada extremo, para que no nos copiáramos. Una mano inocente, tímida y temblona, ante la espectación y los nervios del resto de los asistentes, eligió el tema: "La energía nuclear". El azar, además de mi mentor, pusieron fin a lo que bien podría haber sido una fulminante carrera de escritora. Ahora ya sólo tengo un blog en el que, me consta que, lo que escribo es malo pero mío.

"Zamora, perla del Duero" fue publicado en el diario "El correo de Zamora" con la, para mí, entrañable crítica de uno de sus mejores columnistas y guardado, como oro en paño, durante años en la casa familiar hasta que una mudanza lo extravió. Sólo recuerdo que hablaba de puentes, de cines de barrio, del color de la piedra en los atardeceres, en definitiva, de lo que marca una ciudad.

Tal vez por ello, en uno de mis regresos, hojeando el periódico, fue un gran placer para mí encontrar a un escritor con apellido de cine, Barrueco, hijo y nieto de los dueños del que tengo en memoria como mejor cine de mi/su ciudad y que, dejándome llevar por el viento, me sirve de puente para llegar hasta ella a diario. Kankel, a pesar de su edad, es un escritor consagrado, gran amante del cine y la literatura del que no me pierdo ya, gracias a la magia virtual, ninguna de las columnas del diario ni de las entradas de su blog.

Por los puentes de Zamora,
sola y lenta, iba mi alma.
No por el puente de hierro,
el de piedra es el que amaba.
A ratos miraba al cielo,
a ratos miraba al agua.
Por los puentes de Zamora,
sola y lenta, iba mi alma.

Blas de Otero



2 comentarios:

PARANOICO ILUSIONISTA dijo...

Bueno o malo pero es tuyo y lo compartes. Personalmente me encanta cada paseo que realizo por cada sendero de tus textos. No se si aquello fue el comienzo o el final de una carrera literaria, pero personalmente me alegro de la aparición del blog en mi camino.

Besos

Irina. dijo...

Muchísimas gracias, también a mí me alegra que vinieras.

Un abrazó