lunes, 28 de enero de 2008

Sin manual de instrucciones

Mis caballos se encabritan a tu paso:
Indiferencia,
ante ti no he aprendido a dominarme.
No te llevo en mi mochila.

Eres palabra sin música:
Indiferencia,
sonido de ningún verso,
aleteo innecesario
que equivoca a mis caballos.

Indiferencia,
No cabes en mi mochila

(Desde Irina)
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La aventura de cada día se presenta con más o menos dificultades. La forma de solventarlas o, como poco, de afrontarlas es lo que nos hace diferentes. A ella llegamos sin manual de instrucciones para la supervivencia. Cada cual será responsable de elaborar el propio, en cada tramo, lleno de aciertos y equivocaciones; de enseñanzas, en suma.
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Puede que cualquier camino sea válido si somos capaces de sortear los obstáculos que nos salen al paso, aunque, no siempre, lo escrito sirva en el trayecto siguiente ya que los obstáculos se mudan o se olvidan.
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El mayor desafío está en ser uno mismo, en crecer sin que la altura nos tape lo importante: los detalles pequeños que guían nuestros días; esas pequeñas cosas que mejor se transportan, se guardan y se apilan.
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Bueno será que llevemos en nuestra mochila palabras como optimismo, sonrisa, añoranza, alegría... sin olvidarnos nunca de que dolor y pena nos serán necesarias para diferenciar la dicha.
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Y como cada ser lleva, también, consigo su escala de valores, surgen los desencuentros, los miedos, los rencores... cuando se encuentran dos cuyas escalas no armonizan.
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Pero la indiferencia...¿No es palabra baldía?
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(La imagen pertenece al pintor mexicano Octavio Ocampo, Mago de metamorfosis e ilusiones opticas.) http://www.octavioocampo.com.mx/

1 comentario:

PARANOICO ILUSIONISTA dijo...

Irina, impresionante reflexión...fantástico. Llenemos nuestras mochilas de las mejores sensaciones, el resto nos darán golpes en nuestro entusiasmo, pero no la incluyamos dentro, demasiado lastre.
La indiferencia es el mayor de los castigos.
Besos nada indiferentes.