domingo, 28 de noviembre de 2010

La realidad

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Paul Delvaux "Mujer ante el espejo"

La realidad es una señora muy mágica e inagotable. Cuando uno siente que ya no queda nada que decir, que es mejor callar ya que las palabras deben ser mejores que el silencio, aparece la realidad, te toca en el hombro y te dice: supiste lo que pasó. Y ahí uno vuelve, otra vez, a sentirse estimulado por esa señora muy maga, muy loca, muy poeta. Hay que saber verla, descubrirla, tener la alegría de revelarla. Estamos ciegos, entrenados para no ver y en eso los Medios tienen gran parte de la responsabilidad. Nos entrenan para no verla o para verla mentida. Nos entrenan en la cultura del no se puede cambiar que conduce al vas a padecer el futuro, desfiguran la realidad en lugar de transmitirla. Resumen de lo que comentó Eduardo Galeano en la presentación de su libro: "Espejos". Sí el mismo escritor que reivindicó el derecho de soñar.


Sin embargo el mundo de este milenio se ha transformado en un devora hombres, peor aún: en un devora niños. Las nuevas tecnologías y la prisa les van privando de la voz que comunica sentimientos, de los abuelos cuentacuentos, de las cartas de un familiar o amigo lejano que huelen a caricia, del derecho de ser niño: de vestir, de jugar, de actuar y cantar como niños. Y, ya que estos niños serán los hombres del mañana, deben, al menos, conocer que el derecho se soñar se nos sigue negando. Por suerte, todavía algunas escuelas han suplantado la personalidad de una sociedad de ayer intentando derribar muros para así comunicar espacios entre aquella y la de hoy, de la que tampoco debemos olvidarnos. Allí se les enseña algo que detrás de la valla no existe: a jugar como niños, a cantar como niños, a soñar como niños, a sentir como niños... Allí se les presenta, entre fantasía y cuentos, a esa señora loca llamada realidad desde otros puntos de vista para que cuando se la encuentren sepan reconocerla y establecer con ella un buen diálogo. Y no es tarea fácil porque al salir de la que es, sin duda, su segunda casa creen haber estado soñando. Aún así, cada mañana, hay alguien que les pone el mundo patas arriba y dice: ¡Vayan pasando, señoras y señores! ¡Vayan pasando! ¡Entren en la escuela del mundo al revés! ¡Que se alce la linterna mágica! ¡Imagen y sonido! ¡La ilusión de la vida!... ¡Comenzamos! Y no lo duden, hasta las cuatro, las personas mayores también nos ilusionamos y soñamos.



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